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ISSN 1989-4163

NUMERO 86 - OCTUBRE 2017

Mi Amiga la Botella

Francisco Gómez

-¿Cuál es su nacionalidad?

-Soy borracho

(Malcolm Lowry)

 

El planeta siguiente estaba habitado por un bebedor. Esta visita fue muy breve, pero sumió al principito en una gran melancolía.

-¿Qué haces ahí? –preguntó al bebedor a quien encontró instalado en silencio ante una colección de botellas vacías y una colección de botellas llenas.

-Bebo –respondió el bebedor, con aire lúgubre.

-¿Por qué bebes? –preguntó el principito.

-Para olvidar –respondió el bebedor.

-¿Para olvidar qué? –inquirió el principito, que ya le compadecía.

-Para olvidar que tengo vergüenza –confesó el bebedor bajando la cabeza.

-¿Vergüenza de qué? –indagó el principito, que deseaba socorrerle.

-¡Vergüenza de beber! –terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.

Y el principito se alejó perplejo. Las personas mayores son decididamente muy pero muy extrañas, se decía a sí mismo durante el viaje.

El Principito (Capítulo XII)

Antoine de Saint-Exupéry

 

 

Bebo tus labios con unción, con pasión de devoto, con desesperación angustiosa, nerviosismo irrefrenable. Apuro tu néctar con deleite, el cuello de tu presencia me insta a aspirar con grandes sorbos el interior de tu deleite.

Aquí estoy sentado, mareado, impreciso, indeterminado, a la vera de tu compañía dichosa, de tu presencia magnífica y rompesoledades. Aspiro con placer tu intimidad pero vas desapareciendo en mi estómago y tu interior de cristal se reduce para mi desconsuelo. La vida marca sus límites y fechas y tú, amiga, compañera, confidente, también muestras tus caducidades y términos.

Mis labios y mi lengua te paladean, mi estómago te abre su sexo y el bendito/maldito hígado pugna por eliminarte. Pero antes recorres todo mi cuerpo, viajas por mis venas, te aposentas en mi cerebro y me proporcionas ilusiones de felicidad y alegría frente a un mundo hostil e indiferente. Contigo no caben los desengaños, las amarguras al corazón, las decepciones, las derrotas, las incapacidades. Contigo todo es nuevo y dichoso y sonriente y hermoso y divertido y total. Mientras duras...

Contigo ya no hay penas si te poseo, si saboreo tu ambrosía, tu néctar de dioses que me lleva al éxtasis dionisíaco. Te he probado en múltiples variantes: cerveza, vino, calimocho, ron con cola, vodka con limón, con naranja, güisqui con hielo, con seven up, gin tonic, absenta, orujo de hierbas, tequila y diversas mezclas explosivas de coñac, ron o el famoso tequila con horchata que despertó la admiración de un camarero que no se acababa de creer la combinación. Y qué decir del famoso cubata con tabasco, una explosiva delicia para paladares selectos.

Tu compañía dicen que trae problemas varios: dependencias etílicas, peleas por la excesión conducción de alcohol por mis venas, estados de locuacidad increíbles, verborrea inadecuada, resacas con terribles y machacantes dolores de cabeza…Todo mentira. Los apocalípticos siempre machacan sus bocas aguardentosas contra los manantiales de tus placeres. Sólo tú me has llevado por sendas de felicidad y comprensión que nunca me han proporcionado los laberintos venenosos del amor, las amistades improbables y esquivas o los familiares que sólo se reúnen en las BBC (bodas, bautizos, comuniones) y entierros, aunque suene a lagarto lagarto. Sin ti hay más mentira, más falsedad e hipocresía en este mundo que no desea enfrentarse al espejo de su realidad más cruda y cierta. Que el hombre es esclavo de sus derrotas y tropieza diez mil veces en la misma piedra mientras aprender algo le cuesta una eternidad. Sólo los litros de alcohol que corren por mis venas, mujer, me hacen asomarme al lago ataráxico de la realidad soñada. Allí donde estás tú con tus labios siempre abiertos y prestos.

 


Mi amiga la botella

 

 

 

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